HISTORIA DEL LUGAR
Sobre nosotros
historia del molino
Esta casa, que ahora acoge a viajeros en busca de unos días de paz en la naturaleza, comenzó su andadura hace más de un siglo como una central hidroeléctrica, una pequeña obra de ingeniería y energía renovable de la época.
Corría el año 1920 cuando la necesidad de energía para alimentar los pueblos cercanos dio vida a este proyecto. La central hidroeléctrica fue una hazaña, construida con la piedra y la madera de la región, diseñada para armonizar con el paisaje sin perturbar la belleza del entonces entorno.
Con el paso del tiempo, la central no solo proporcionó electricidad, sino que se convirtió en un espacio donde se tejían las historias cotidianas y los quehaceres de quienes residían en sus alrededores.
A medida que el siglo progresaba y las tecnologías evolucionaban, la pequeña central hidroeléctrica fue quedando obsoleta, superada por instalaciones más grandes y modernas. Con el origen de nuevas formas de energía y la construcción de redes eléctricas más extensas, la central cerró sus puertas en la década de 1970, dejando atrás un legado de innovación y sostenibilidad.
Sin embargo, la historia de este noble edificio estaba lejos de terminar. En 2014, Fernando, quien ahora es el propietario del lugar, con visión de futuro y un profundo amor por la tierra, decidió darle una nueva vida. Reconociendo la belleza y la solidez de su construcción, así como su ubicación privilegiada, la transformaron cuidadosamente en un apartamento rural.
Personalmente comprometido en la restauración, Fernando estuvo al frente del proyecto de reconstrucción, y fue él quien colocó muchas de las piedras que ahora constituyen la estructura del edificio, trabajando con sus propias manos y conservando cuidadosamente algunos de sus elementos originales, que ahora sirve como decoración y recordatorio de su pasado industrial.
Hoy en día, la casa rural del molino se ha convertido en un santuario para quienes buscan un refugio de paz y serenidad en el abrazo de la naturaleza. Acogiendo a una diversidad de huéspedes, desde aventureros solitarios hasta familias que desean crear recuerdos inolvidables, la casa promete un escape del bullicio cotidiano. Con el compromiso continuo de Fernando por la excelencia, la casa rural está en constante evolución, siempre buscando nuevas formas de enriquecer la estadía de sus visitantes y garantizar el más alto estándar de calidad y confort.